La principal diferencia entre estos documentos es la seguridad. La cédula amarilla cumple 22 años desde la implementación de su diseño y desarrollo; por lo tanto, sus elementos de seguridad pueden ser vulnerados y la identidad de las personas suplantada. En contraste, la cédula digital en su versión física cuenta con los más altos estándares de seguridad, los cuales evitan la adulteración y posible suplantación de la identidad de la persona. Además, permite ingresar a la nueva identificación digital y acceder a trámites no presenciales.